Una cama sin hacer.
Unos platos por fregar del último desayuno.
Un frigorífico lleno de frutas, tomates...
Un cesto lleno de naranjas,
y el jamón, por comer.
Una hogaza de pan, y
muchos panecillos,
ay,
llaman al recuerdo.
Esperanza y soledad:
vaga definición para un amor completo.
Si buscaba un compás imposible
se musicó en tu regazo.
Una nota discordante: el miedo,
dividió la partitura.
Quizá para escribir nuestra música
era necesaria la inmolación
para completarla
con el último de todos los silencios.
Aún así,
miro la cama,
la nevera llena,
la fruta,
la hogaza de pan...,y
oigo tu corazón latiendo
con sonido latino,
y tu voz cantándome flojito al oído,
desde el alma,
para mi alma,
convirtiendo
de infinito a finito,
el tiempo de amar.